Los arrozales de Banaue y Batad

17 abril, 2014 a las 9:53
Vistas del valle de Batad, Filipinas

Vistas del valle de Batad, Filipinas

Después de los días de snorkel, playa y calor de la impresionante isla de Palawan volamos a Manila para coger el bus nocturno a Banaue, que queda a unas 7 horas al norte de la ciudad. Banaue es la base para visitar las verdes terrazas de arroz de Batad y hacer trekkings por las verdes montañas que las rodea. A pesar de la paliza de esperar en Manila todo el día hasta las 21 y de las casi 10 horas de bus hasta llegar, el viaje mereció sin duda la pena.

Cuando llegamos a Banaue por la mañana la recepción fue surrealista. Para empezar, el bus te deja en la oficina de turismo y no en la ¨estación¨ (que queda a unos 10 metros de distancia) donde unos 10 filipinos vestidos con camiseta naranja prácticamente te empujan para que entres y te registres (esto es, para que pagues 20 pesos por visitar el pueblo) y para que, tal cual te lo dicen, compres tu tour.

Estacion de Bus de Banue

¨Estación¨ de Bus de Banaue

Banaue

Banaue

Antes que nada queremos advertir que en Asia, en general, cualquier oficina de turismo que encuentres es de todo menos ¨objetiva¨, es decir, no sabemos si dependen del gobierno o si son oficiales o qué, pero todas funcionan como agencias de viajes en las que te venden sus servicios. Es por esto que cuando pides información para hacer las cosas por tu cuenta la mayoría de las veces te van a dar información equivocada, como por ejemplo que sólo hay un bus público al día o que los precios de los servicios son más caros que contratando con ellos. Os recomendamos que antes de viajar a un sitio leáis muchos blogs de gente que ya haya estado allí.

En este caso no es que nos dieran información falsa, pero cuando vieron que yo les preguntaba por el jeepney local para ir a Batad esquivaron la pregunta haciendo un ridículo teatrillo sobreactuado sobre lo estupenda que es la excursión que te hacen ellos de un día a Batad por 600 pesos.  El caso es que hay un jeepney por 100 pesos que sale a las 15 (en teoría, suele retrasarse) que te lleva a la zona que se conoce como ¨saddle¨, que es lo más cerca que se puede llegar a Batad en vehículo. Luego hay que hacer sí o sí una caminata de 40 minutos hasta Batad (es lo mismo aunque hagas la excursión programada).

Batad visto desde el ¨saddle¨

Batad visto desde el ¨saddle¨, a 40 minutos a pie de distancia

En estos momentos están construyendo una carreteta que en un futuro conectará con Batad directmente, pero no sabemos cuándo será eso y la verdad es que creemos que hacer el pueblo más accesible contribuirá a que pierda parte de su encanto (a ellos les ayudará bastante porque ahora todos los productos los llevan hasta el pueblo a cuestas, una locura).

Como eran las 8 de la mañana, la idea de esperar hasta las 15 después de la paliza que llevábamos encima no nos parecía nada atractiva así que regateamos por un triciclo que nos llevó hasta el mencionado ¨saddle¨ por 300 pesos los dos (4,90€). Desde allí nos aventuramos con las mochilas a cuestas en este mini trekking que empieza bajando 412 escalones de tosca piedra (lo bueno es que a la ida es todo de bajada, el día de la vuelta fue más durillo). Es curioso que a pesar de lo inaccesible del sitio hay electricidad las 24 horas (aunque no hay internet ni cobertura de móvil) a diferencia de Palawan.

jeppney vs. triciclo

Jeepney vs. triciclo

Cuando llegamos a la zona de alojamientos descubrimos por qué estas terrazas son tan célebres. Las vistas del profundo y verde valle escalonado por las terrazas y salpicado por las casitas del poblado nos dejó sin habla. Por fin respirábamos el aire fresquito de la montaña y nos dejamos inundar por la tranquilidad, un gustazo. Para entrar a Batad tuvimos que pasar por caja de nuevo. Esta vez fueron 50 pesos por entrar y aunque ya sabéis lo que opinamos de que se cobre a los turistas por entrar a un pueblo, nos pareció un paisaje de cuento así que no le dimos importancia.

Batad panorámica

Batad panorámica

Preguntamos en tres sitios y al final decidimos quedarnos en el hostel de la señora Rita que nos dejó una habitación con vistas a las terrazas (casi todos los alojamientos tienen bonitas vistas) por 440 pesos la noche (7,17€) y era el único sitio que tenía mosquiteras.

Pasamos la tarde admirando el paisaje y descansando. Al día siguiente, con calma, fuimos a pasear por los arrozales y seguimos hasta la cascada que hay a unos 30 minutos tras una caminata algo durilla (hay bastante desnivel y las rodillas sufren un poco).  Nos dimos un refrescante baño que nos cargó de nuevo de energía para el camino de vuelta, durante el cual descubrimos un alojamiento en casa de un nativo de la zona que tiene habitaciones entre 200 y 400 pesos que se llama Ramon´s Native Homestay and Restaurant y en el que puedes ver al señor Ramon vestido con la indumentaria típica de los pobladores nativos de la zona. Nosotros fuimos sólo a comer.

Terrazas de arroz de Batad, Filipinas

Erik descansando en las terrazas de arroz de Batad

Arrozales Batad, Filipinas

Paseando por Batad

Arrozales Batad

¿Dónde está Erik?

Poblado, Batad

Chozas típicas de la zona de Banaue

mujer arroz

Así se recoge el arroz y en esa postura se quedan las mujeres después de años de trabajo

Cascada en Batad, Filipinas

Nada mejor que un refrescante baño para quitarse el calor de encima

Descansamos nuestras piernas después del esfuerzo hasta el día siguiente, ya que tocaba volver a Banaue a pasar el día y esperar al bus nocturno. Nosotros habíamos comprado el billete de vuelta al llegar, es mejor no esperar a última hora porque sólo hay un par de buses al día y van llenísimos.

El bus salía a las 19 pero preferimos salir de Batad después de desayunar por si nos costaba encontrar medio de transporte para volver desde el ¨saddle¨ (no nos costó nada regatear por un triciclo, de nuevo por 300 pesos) y dedicamos el resto del día a pasear por Banaue hasta que fuimos a esperar a la estación, que resultó servir también de karaoke donde se juntan los chavales del pueblo por las tardes a beber y cantar. Allí estuvimos charlando con el conductor de triciclo que nos había traído de vuelta de Batad que, con las cervezas de más, nos adoptó como sus ¨hermanos¨ y nos pidió los teléfonos para llamarnos cuando venga a España.

Banaue Terrazas

Terrazas de Banaue

Nos subimos al que pensábamos que era nuestro autobús pero que en realidad era un congelador en el que no hubo forma de pegar ojo y a las 5 de la mañana nos plantamos de nuevo en Manila, esta vez para pasar nuestros últimos 3 días en Filipinas en casa de Froezenesher, nuestra anfitriona de couchsurfing. Os contaremos qué tal nos fue por la capital Filipina en el próximo artículo. ¡Hasta pronto!