Yogyakarta, epicentro cultural de Indonesia
Mélissa, Erik y yo llegamos a Yogyakarta a las 5:30am después de una buena dosis de autobús público indonesio. La estación no está en el centro (como en casi todas las ciudades de Indonesia) así que cogimos el bus de línea nº4 y en 20 minutos nos plantamos en la calle que decidimos iba a ser nuestra base de operaciones durante los siguientes días: Sosrowijayan.
¨Sosro¨ está en el centro y es una zona de muchísimos losmen, así que pensamos que sería buena idea ir allí en busca de alojamiento. Como eran vacaciones públicas, casi todo estaba lleno o nos pedían una pequeña fortuna por habitaciones que daban pena. Tuvimos mucha suerte en encontrarnos en la calle a un señor que nos guio por este laberíntico barrio hasta el losmen Tiffa, regentado por una amabilísima pareja y a muy buen precio (habitación triple con wifi y desayuno: 175.000rp= 13,46€).
Una vez instalados y después de una reparadora sesión de siesta y ducha salimos a las calles de este epicentro cultural indonesio y fuimos al encuentro de Sutardi, un couchsurfer que nos había invitado a acompañarle al mercado de pájaros, donde pudimos ver una competición de canto de lo más reñida. No sabemos cómo los jueces podían distinguir las voces de más de 15 pájaros cantando a la vez en cada turno…
De vuelta hicimos un pequeño recorrido turístico por el barrio que rodea el Water Castle, donde viven y trabajan muchísimos artistas batik y en el que puedes encontrar desde cuadros y telas hasta ropa urbana hecha de bambú. Incluso entramos en el taller de un artesano que fabrica a mano marionetas tradicionales indonesias y nos enseñó sus herramientas y elaboradísimos trabajos.
Al día siguiente fuimos a ver Borobudur, el templo budista más grande del mundo; que cuenta la vida de Budah a lo largo de 5km en espiral de elaborados grabados en la roca. Había bastante gente porque era sábado, pero lo más molesto no fue la cantidad de gente, sino los numerosos escolares que no nos dejaban dar un paso sin pedirnos que nos hiciéramos una foto con todos y cada uno de ellos. Al principio hace gracia, cuando llegas a la foto número 200 empieza a ser molesto, así que nos fuimos bastante rápido.
En esta excursión nos acompañó Yuni, una jovencísima couchsurfer que incluso nos llevó a conocer a su entrañable familia después de la visita al monumento. Sus padres no hablan inglés, pero son una familia humilde y muy amable así que conocerles fue una experiencia muy bonita.
Por la noche nos juntamos de nuevo con Sutardi, un americano al que éste estaba alojando y otro amigo indonesio, para ir al Art Festival que estaba teniendo lugar esa semana en la ciudad. Disfrutamos de danza clásica, conciertos de música, fuimos a la plaza más extraña en la que hemos estado nunca (un descampado con música a tope lleno de carros de mil luces que se dedican a darte una vuelta por unas rupias), conseguimos el reto de cruzar entre dos árboles Banyan con los ojos tapados para tener un corazón puro… en fin, una noche de lo más curiosa y divertida.
Al día siguiente fuimos juntos por la mañana al Sultan Palace para ver más danza tradicional y después Mélissa, Erik y yo fuimos a ver el templo hinduista más grande del mundo: Prambanan (Borobudur y Prambanan luchaban por imponerse uno sobre el otro, antes de que el islamismo llegara a las islas occidentales de Indonesia y ganara a las otras dos religiones).
Fue otra visita impresionante. Los templos son tan distintos a lo que estamos acostumbrados que es imposible no asombrarse, aunque lamentablemente en Prambanan todavía son palpables los destrozos del último terremoto.
Por la tarde ese mismo día, Erik y yo nos despedimos de Mélissa después de una semana de experiencias y de conocer a gente de todo tipo juntos. Nos dio bastante pena, pero había que seguir el camino… concretamente había que ir a practicar surf a Pangandaran, aunque fue imposible porque en la estación de autobuses nadie supo decirnos cómo llegar y acabamos siguiendo dirección norte hacia Jakarta.
Próximo capítulo: Jakarta, el caos hecho ciudad.
Ay que recuerdos!! Tuvimos la misma experiencia con las fotos y los estudiantes pero en el sultán palace. Lo de ser famosos está divertido un ratito nada más
que sigaís disfrutando x indo! Bss
En el Sultan Palace? Allí no había casi nadie cuando fuimos pero en Prambanan y Borobudur fue exagerado. Hubo un momento que dijimos: venga, vámonos!
En Sumatra es divertido porque los niños se emocionan mucho al vernos. Un beso!
Nosotros en Borobudur y prambanan super tranquilos. Ningún colegio ni estudiantes… Besotes!!!
¡Qué experiencias tan fantásticas!. Esto se ve distinto a todo lo que habeis visto hasta ahora y veo que la gente es muy amable y os recibe en sus casas sin problema, algo que seguramente aquí no haríamos con ellos.
Que completo este destino, y que diferente a todo lo anterior,la gente por lo que se ve también es bastante amable con los viajeros del mundo.Muy interesante todo lo que aquí nos vais contando. Un besazo doble