Udaipur, la ciudad de los lagos
Tras 5 horas de coche para recorrer los 280km que nos separaban de Jodhpur, llegamos por fin a la bonita Udaipur, capital del antiguo reino de Mewar (Tierra de Muerte). Se trata de una preciosa ciudad, más tranquila que Jodhpur, en la que los majestuosos edificios que los maharajás de Mewar erigieron en el s.XII se asoman al borde del lago Pichola. Ver el atardecer desde alguna de las azoteas de la ciudad es impresionante.
El conductor nos dejó en el hotel de la ¨turistada¨ que tocaba en esta ciudad, que por fortuna se ubica junto al principal monumento: el City Palace (Palacio de la Ciudad) y, de hecho, creo que desde la terraza de este hotel se puede disfrutar de las mejores vistas de toda la ciudad (¡algo positivo tenía que tener la ¨turistada¨!)
El centro no es muy grande y hay que andar con ojo para no pisar una de las numerosas cacas de vaca, pero pasear entre la arquitectura de los angostos callejones, la música, el olor a especias y dulces, los coloridos sarees, los talleres de artesanos, las campanas y oraciones que emanan de los templos… es muy estimulante.
Una mañana la dedicamos a visitar el City Palace, la entrada son 115r (1,37€) + 225r (2,68€) por la cámara, otra cosa que nos parece incongruente, así que dijimos que no teníamos cámara. En el City Palace de Udaipur sí que controlan mucho que no hagas fotos por dentro (si no has pagado), sobre todo en las zonas más chulas, pero la verdad es que lo mejor del palacio es la fachada exterior, aunque nosotros hicimos unos cuantos “robados¨, tampoco es una gran pérdida si no consigues ninguna instantánea.
Desde este Palacio hay buenas vistas del White Palace (Palacio Blanco), un palacio inmaculado que parece salir a respirar desde el fondo del lago Pichola. Cerquita del hotel también está el Jagdish Temple, en el que cada noche se puede presenciar la sesión de oraciones de los devotos.
Al norte de Udaipur se encuentra el lago Sagar, en cuyo centro queda el Parque Neru, Nosotros fuimos caminando (hay una larga caminata) pero el paseo no mereció mucho la pena la verdad…
Además de los paseos y la arquitectura, en Udaipur continuamos disfrutando de la comida India, variada, deliciosa y un paraíso para vegetarianos. Probamos en un par de sitios locales y en algún que otro sitio para turistas, pidiendo cosas de la carta ¨al azar¨ que no sabíamos qué eran, pero es difícil no acertar, todo está riquísimo. Eso sí, en India no esperes a tener hambre para ir a un restaurante porque suelen tardar, a veces muchísimo (1 hora y media hemos llegado a esperar).
Al tercer día tocaba despedirnos de esta relajada ciudad y de sus vistas desde la azotea para coger el tren a nuestro siguiente destino: Jaipur, la Ciudad Rosa. ¡Hasta siempre Udaipur!
Esta ciudad también es una pasada de bonita…es tan de película…típica! La verdad es que esos colores y esa magia se transmite a través de las imágenes…debe ser preciosa. Te dejo que vayas a Goa Goa…Goa goaaaaaaaaaaa!
Esta ciudad me parece preciosa, al menos las fotos de los palacios junto a los lagos, que habeis puesto. Erik verdaderamente parece un “vikingo” con esa barba, pero le está bien y me imagino que más cómoda para el viaje.
Qué maravilla, es muy bonito!! Me encanta todooo, creo que no ha habido ningún post que no me haya fascinado!!!
Muchos besos, nos vemos pronto!!!
P.D que envidia quien sea tu invisible, tendrá un regalo indioooo. jajajaj
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