Manila, últimos días en Filipinas

21 abril, 2014 a las 15:01
Fuerte de Santiago, Manila

Fuerte de Santiago, Manila

Habíamos oído todo tipo de cosas sobre Manila: que es peligrosa, sucia, agobiante, que no tiene nada para visitar, que pasas más tiempo en un atasco que disfrutando la ciudad, que hay atracos con violencia a turistas… en fin, todas esas cosas que se oyen de casi todas las grandes capitales del mundo en este lado del globo y que si bien hasta hace unos meses nos ponían ligeramente nerviosos antes de llegar, a estas alturas ya no nos impresionan demasiado. Ahora podemos confirmar que, aplicando el sentido común, no tiene que pasarte nada peor en Manila que en Barcelona (y quien haya estado en Barcelona ya sabe lo que hay en cuanto al tema de los robos).

Ahora bien, el sentido común a veces está reñido con los horarios de autobús así que nos vimos llegando (una vez más) a las 5am desde Banaue a la estación de buses de la compañía Ohayami en la zona conocida como UST de Manila. Como no era muy buena hora para rondar por la ciudad en busca de un jeepney y nuestra anfitriona de couchsurfing no podía recibirnos hasta las 10, buscamos a alguien para compartir un taxi hasta el barrio donde nos íbamos a quedar: Makati, el barrio más seguro de Manila (cerca del distrito financiero).

Un chico inglés que también tenía que hacer tiempo hasta que saliera su vuelo (ese mismo día pero por la tarde) nos recomendó un albergue llamado Our Melting Pot, en el barrio de Makati, en el que puedes pagar un precio mínimo por utilizar sus instalaciones las horas que necesites. Pactamos por el taxi hasta Makati 300 pesos (casi 5€) porque nos pillaron dormidos a esas horas intempestivas,  en realidad con taxímetro y a una hora decente es un trayecto que no debe de costar más de 200, pero en fin, el no saber dónde estás ni adónde vas es lo que tiene. Llegamos al albergue trasnochados y pagamos 250 pesos (unos 4€ por los dos) a cambio de los que disfrutamos de un copioso desayuno, una buena ducha, internet y unos estupendos sofás en los que echar una cabezada. Nos atrevemos a decir que fueron los 4 euros mejor invertidos del viaje ;-)

A las 11 por fin nos encontramos con Frozen quien nos llevó a su ¨apartamento¨; una habitación de unos 10m2 (incluido el baño y un pequeño fregadero), en el que había 2 colchones en el suelo como todo mobiliario. Nos llamó mucho la atención que alguien que vive en un espacio tan pequeño y, por qué no decirlo, incómodo, quiera compartirlo con couchsurfers de todo el mundo. De hecho, a la vez que a nosotros, estaba alojando a un chico francés, August y acababa de despedir a un americano. ¡Su casa es un no parar!

Frozen es una chica con mucha energía, pero llevaba 3 días alojando a couchsurfers con los que había salido de fiesta así que estaba agotada cuando nos la encontramos. Como nosotros tampoco habíamos dormido porque el bus nocturno desde Banaue era un congelador, caímos los tres rendidos en cuanto nos tumbamos en los colchones. Después de una reparadora siesta y una ducha, fuimos a casa de un amigo a cenar, con sesión de karaoke incluida (no sé si hemos comentado que en cada casa filipina hay un karaoke y que se pasan el día y parte de la noche cantando).

Después de la cena fuimos a una fiesta en un ático del distrito financiero. Pensábamos que era una fiesta en casa de un amigo, pero resulta que en Manila se lleva bastante hacer fiestas en apartamentos privados. Traen un Dj, montan una barra y cobran entrada, como si fuera un bar cualquiera. Pagamos 150 pesos por entrar (2,45€) que incluían una cerveza y las vistas de noche de los rascacielos del centro de Manila.

De fiesta de Manila

De fiesta en Manila con Frozen y Jary

Al día siguiente fuimos a visitar el conocido barrio de Intramuros, la zona antigua amurallada de la ciudad, donde se concentran todos los edificios coloniales hispánicos: iglesias, la catedral, edificios gubernamentales, casas de señores de la época y el Fuerte Santiago. Por fuera de la muralla queda el enorme parque Rizal así que la zona da para pasar el día entero.

Catedral de Manila

Catedral de Manila

Fuerte de Santiago, Intramuros, Manila

Erik y August en el Fuerte de Santiago

Fuerte de Santiago, Manila

Erik haciendo amigos

Vimos el fuerte (75 pesos, 1,22€) que incluye la exposición dedicada a José Rizal (médico y escritor filipino convertido en héroe popular tras ser ejecutado por considerarle instigador de la revolución) y después quedamos con Mike, otro couchsurfer filipino que tiene un blog de comida y le encanta llevar a sus invitados a probar comida tradicional. En esta ocasión nos llevó a un restaurante vegetariano de Chinatown en el que probamos los platos más típicos de la comida filipina, pero en versión vegetariana: menudo, asado, bistec… ¡todo delicioso y parecía carne de verdad!

Comida filipina

Disfrutando con Mike y August de Comida filipina vegetariana

Al día siguiente, después de comer con August y Frozen para despedirnos, nos subimos al taxi que en 30 minutos nos dejó en el aeropuerto internacional de Manila. Después de 52 estupendos días en Filipinas tocaba dejar este maravilloso país del que nos ha quedado tanto por ver y al que, sin duda, volveremos.

Siguiente destino: ¡la isla de Borneo!

Datos prácticos:
- No hay transporte público desde la terminal de vuelos domésticos hasta el centro de Manila, pero el precio de un taxi a Makati ronda los 160 pesos y a la estación de autobuses UST son casi 300 pesos.

- La tasa de aeropuerto para vuelos internacionales en Manila es de 550 pesos que se pagan antes de pasar el control de seguridad.

- En el aeropuerto internacional de Manila (y en todos los aeropuertos de Filipinas en general) hay que hacer muchas colas (antes de entrar al aeropuerto, para facturar, para pagar las tasas, para pasar el control de seguridad…) y en ocasiones son muy, muy lentas así que aconsejamos llegar con las 3 horas de antelación recomendadas.