La sorprendente Ho Chi Minh City (Saigón)

8 noviembre, 2013 a las 13:27

El Ayuntamiento, en Ho Chi Minh

Llegamos a Ho Chi Minh City (HCMC) por la tarde. La compañía con la que viajábamos se había encargado de tramitarnos los pasaportes en la frontera de Camboya y además, desde donde nos dejó el bus nos llevaron gratis en minivan al meollo de la ciudad (Pham Ngu Lao), donde están la mayoría de hostales, bares, restaurantes etc… una sorpresa toparnos con un servicio de autobús tan bueno (después de 5 meses en Asia estábamos más que acostumbrados al ¨arréglatelas como puedas y no te quejes si tu mochila huele a vaca y pescado después de un trayecto de 12 horas¨). Así que si viajáis desde Phnom Penh, os recomendamos la compañía ¨Khai Nam Transportation Cambodia¨ ($9, 6 horas de trayecto).

Un poco desorientados nos pusimos a caminar junto a una pareja madrileña con la que hicimos amistad durante el viaje (ellos habían reservado un hotel por la zona) y enseguida encontramos un hostal. Este no lo recomendamos porque pagamos de más y la dueña (que por el maquillaje y los vestidos en los que se embutía parecía la Madame de un club de alterne en los suburbios de Saigón) no fue demasiado amable; eso sí, el sitio no podía estar más en el centro turístico de la ciudad y todo nos quedaba ¨cerca¨ caminando.

Después de una siesta de 2 horas (de esas que te dejan planchado) salimos de la habitación a conocer los alrededores. Nos sentimos de pronto teletransportados a Khao San, en Bangkok, al encontrarnos con unas calles llenas de luces, ruido, turistas, comercios que por la noche se convierten en bares, restaurantes y clubs de alterne*, terrazas… con la diferencia de que en esta zona también vienen locales (en Khao San sólo hay guiris) y que no está cortada al tráfico así que tienes que ir esquivando motos constantemente. Además, parece que durante nuestra siesta había diluviado fuera y algunas zonas de la calle estaban inundadas así que nos tocó remangarnos los pantalones y cruzar algunas zonas con el agua por los tobillos. Nuestro primer contacto con la ciudad fue bastante divertido.

Aquí os dejamos una muestra de lo que es la zona de Pham Ngu Lao un sábado:

Zona de Pham Ngu Lao inundada por la lluvia

Al día siguiente nos fuimos de paseo bajo el implacable sol de Ho Chi Minh para conocer otras zonas de la ciudad y la verdad es que, aunque el tráfico es una locura, la ciudad nos sorprendió gratamente. Nos esperábamos una ciudad feucha, en la línea de las de Laos o Camboya, pero nos encontramos una ciudad limpia, con edificios, paseos y jardines bien cuidados.

Nuestro recorrido nos llevó por el ayuntamiento, la ópera, el edificio central de correos, la iglesia de Notre Dame, el Palacio de la Independencia y, tras un parón para comer en un sitio local donde sólo tenían una sopa que no nos gustó ni un poco, el Museo de la Guerra.

Ópera de Ho Chi Minh

Oficina central de Correos

Iglesia de Notre Dame, Ho Chi Minh

Palacio de la independencia

En el museo de la guerra ¨disfrutamos¨ del más que explícito testimonio gráfico de las atrocidades que los soldados norteamericanos llevaron a cabo durante la masacre de la guerra de Vietnam. Hay que ser un enfermo mental para gasear, torturar, matar, acabar con los recursos naturales y rociar con Agente Naranja a la población civil a la que se supone que has ido a ¨ayudar¨. Impresionantes fotografías con las que damos por finalizadas nuestras visitas a museos de la guerra, sencillamente, porque ya no podemos asimilar más brutalidad, barbarie y desesperanza respecto al ser humano.

War museum

Estas son fotos ¨light¨ de la exposición

Al día siguiente fuimos a Chinatown por la mañana (se puede ir en el bus público número 1 que sale enfrente del mercado Ben Thanh, por 5.000d=0,19€) pero la verdad es que no creemos que merezca la pena porque no es un divertido ¨barrio chino¨ tal y como estamos acostumbrados (de los que casi parecen un decorado de película), sino un barrio normal de Ho Chi Minh en el que viven muchos chinos y en el que hay unas cuantas pagodas. Si ya has visitado barrios chinos en otros lugares de Asia, no vale la pena el viaje.

Por la tarde fuimos a comprar nuestros billetes para continuar la ruta por el país. Nos decidimos por el conocido como Open Bus (hay muchísimas compañías que lo venden) consiste básicamente en un bono de varios billetes (según las ciudades que quieres visitar) con fecha abierta, por lo que puedes recorrer Vietnam bajándote en sus principales ciudades durante el tiempo que quieras dedicarles. Nos costó 30€ y como hemos dicho las fechas son abiertas, sólo tienes que avisar un día antes (por teléfono o en la agencia) para reservar tu asiento. Creemos que es una muy buena opción porque los billetes por separado salen algo más caro. Además, los trayectos entre ciudades que quedan lejos los puedes hacer de noche en unos buses/cama de lo más curiosos. Están hechos un poco para liliputienses y Erik tuvo que dormir de lado con las piernas flexionadas, pero a mí me pareció de lo más cómodo jejeje.

El servicio es muy bueno y en todos los trayectos está incluida la recogida en tu hotel y también te acercan a tu alojamiento una vez llegas al destino. Es muy recomendable.

Erik nada más subir al Open Bus (al bajar no tenía la misma cara de felicidad)

Nuestro siguiente destino era Dalat, que queda a 7 horas de Ho Chi Minh, por lo que decidimos viajar de noche. Eso supuso dejar nuestro hostal a las 11 de la mañana y danzar por Ho Chi Minh hasta las 23. Se nos ocurrió dejar las mochilas en la ¨recepción¨ y pasar la mañana en la piscina del Worker´s Club e ir a ver uno de los célebres espectáculos de marionetas en el agua por la tarde (la piscina queda al lado del Golden Dragon Puppet Theater). El plan de la piscina fue genial (incluso disfrutamos de las clases de natación de unos 5 colegios que aparecieron por allí), pero cuando fuimos a comprar entradas para el espectáculo de las marionetas ¡no quedaban entradas para ningún horario de ese día! Nos tocó pasar la tarde paseando…

Clases de natación en el Workers Club de Ho Chi Minh

Cuando nos subimos al bus a las 23h estábamos muertos y yo no tardé ni 5 minutos en entrar en coma (Erik lo tuvo más complicado para dormir). Cuando abrimos los ojos nos recibió el clima fresco de Dalat, la ciudad de las flores, el café y las fresas, en las montañas vietnamitas

Próximo capítulo: Dalat, al mal tiempo buena cara.

*La anécdota más curiosa de Ho Chi Minh es que llevamos por la mañana la ropa a una lavandería y cuando la fuimos a recoger un par de días más tarde por la noche no la encontrábamos porque la lavandería ¡se había convertido en un bar/terraza! Si sabes cocinar y lavar ropa ¿por qué no hacerlo todo en el mismo sitio?