Kuala Lumpur, regreso al futuro
Después de disfrutar de unos días en Melaka nos fuimos a la capital, Kuala Lumpur, sin saber demasiado qué esperar de ella y la verdad es que nos llevamos una gran sorpresa: KL es una ciudad moderna e histórica a la vez, en la que rascacielos de cristal y acero y centros comerciales de todo tipo se entremezclan con mezquitas y templos.
Lo primero que nos llamó la atención de Malasia es que aquí las cosas volvían a funcionar bien: los autobuses, trenes, metros… son modernos y están organizados, es rápido y cómodo moverse entre ciudades y dentro de ellas, aunque por el contrario algunos sitios en Kuala Lumpur son un poco difíciles de acceder a pie y no siempre es una ciudad cómoda para pasear.
Aunque intentamos seguir comunicándonos en Bahasa (salvo algunas excepciones de vocabulario, es igual que en Indonesia) todo el mundo habla inglés, así que en cuanto al tema del idioma no hemos tenido ningún problema.
En cuanto al alojamiento, alojarse en el centro es más caro que en otras ciudades, pero nosotros, excepto el último día que nos quedamos en el barrio chino, estuvimos en casa de Michael, un jovencísimo, inteligente y simpático couchsurfer alemán que, a sus 21 años, está haciendo unas prácticas en KL relacionadas con el marketing online (no nos faltó tema de conversación)
Michael comparte con su jefe y otro colega un moderno apartamento en un impresionante condominio prácticamente en el centro de la ciudad, con gimnasio, sala de juegos y una piscina con vistas. Según sus propias palabras “Tengo tanta suerte de vivir en un sitio así que, simplemente, quería compartirlo“.
Gente así no se encuentra todos los días así que estamos más que encantados de haber compartido 3 días de nuestro viaje con Michael y visitar junto a él las Torres Petronas de noche, cenar en Chinatown, pasear por el Golden Triangle, ver el atardecer sobre el lago del parque Titiwangsa…
Por nuestra cuenta recorrimos Merdeka Square (Plaza de la Independencia, el antiguo campo de cricket sobre el que ahora se alza la descomunal bandera de Malasia), Little India (otra decepción, porque realmente de la India sólo hay una calle, el resto es un abarrotado mercadillo musulmán en el que no se vende otra cosa que ropa de mujer hasta los tobillos y velos para la cabeza), los Lake Gardens (fue muy difícil encontrar la entrada a pie, lo mejor es preguntar varias veces por el camino desde la estación KL Sentral), las Petronas de día, rodeadas de su parque central y las Batu Caves (un sistema de cuevas de 13km que los hindús tomaron como templo de oraciones, al que se accede subiendo 272 escaleras custodiadas por una estatua dorada de Murga de 43 metros de alto).
Después de 5 apasionantes días en la capital malaya tocaba ir a un destino más relajado. ¿Qué mejor sitio para huir de la gran ciudad que la isla de Tioman?
Próximo capítulo: Tioman: sol, agua turquesa y selva.
ahh como me acorde de mis tiempos en kuala lumpur! fue revivir malasia otra vez!! muy buenas fotillas!! abrazo irene!! terimakase ( gracias en maley)
Sama sama Luis! Hicimos un curso intensivo de bahasa en Indonesia! jajaja allí no es como en Malasia, no todo el mundo habla inglés.
Un abrazo!!
¡Qué bonito! y estáis muy guapos!!! besicosss
jajaja gracias!
Pingback: Tioman: sol, agua turquesa y selva malaya | Viajando Ligero
Vaya colores que debe de haber por allí, llevaba un tiempo sin ver el blog!!! qué suerte tenéis con las personas que encontráis por ahí! cuando os decidáis por quedaros en alguna ciudad ya podéis alquilar un piso con 3 dormitorios por lo menos, para acoger a todos los que habéis conocido….
besicos
Sí Virgi, super colorido por la influencia hindú y busdista. Lo del couchsurfing está siendo toda una experiencia y eso que hasta ahora no lo habíamos usado mucho. Como tú dices, ¡nos tocará tener la casa llena cuando nos estabilicemos! ¡Besicos!