Java: volcán Kawah Ijen y volcán Bromo
Después de unos diez días en Java se confirman nuestras sospechas: el verdadero viaje ha empezado en Asia. Más que el cambio de cultura, gastronomía, religión o costumbres, lo que hace de Indonesia una aventura es, sobre todo, el cambio de idioma. ¡Qué fácil ha sido todo hasta ahora con el español, portugués e inglés!
Nuestro primer destino en la isla fue el pueblo de Banyuanggi, que no tiene absolutamente ningún atractivo más allá de servir de base para visitar el volcán Kawah Ijen. En el ferry desde Bali habíamos conocido a Fendy, un simpático y aparentemente desinteresado chico del pueblo que nos contó con la emoción de un niño con zapatos nuevos lo bonito que era ir de noche al cráter del volcán para ver las llamas violáceas del sulfuro emanando de la tierra, conversar con los trabajadores y esperar al amanecer para ir descubriendo, a medida que sale el sol, el increíble paisaje.
Se trata de una excursión que se hace desde la 1 de la madrugada hasta las 9 de la mañana y que, casualmente, este chico vendía por el ¨módico¨ precio de 750.000 rupias (58€ por dos personas) incluyendo el jeep desde el alojamiento con conductor + guía (él era el guía, cómo no). Después del ataque de risa le dimos las gracias, aceptamos sus consejos sobre cómo llegar a un losmen (casa de huéspedes en indonesio) barato y nos despedimos con la intención de buscar alternativas más económicas para llegar al volcán.
Nadie en el pueblo hablaba inglés más allá del típico “Hello Mister“ y “You from?“; así que preguntamos en el losmen por alternativas para ir a Kawah Ijen y a duras penas entendimos que iban a llamar a alguien para que nos informara. Cuando vimos aparecer a Fendy por la puerta casi nos da algo. Era tarde y no teníamos muchas opciones porque teníamos que hacer la excursión esa noche para no quedarnos en ese pueblo más de lo necesario (teniendo en cuenta la escasa visa de turista de 30 días con la que contamos) así que nos pusimos a regatear, algo necesario y duro en Indonesia (necesario porque sólo por el hecho de ser extranjero (bulé) te triplican los precios y duro porque, a pesar de ser conscientes de que te están cobrando 3 veces más, muchas veces prefieren que te vayas antes de dar su brazo a torcer. Desconcertante).
Alegamos que no era justo que tuviéramos que pagar 2 personas por un coche entero (se paga por coche, seáis 2 ó 5) pero no conseguimos bajar el precio de 650.000 rupias*. Dada la hora no teníamos otra opción y aceptamos a regañadientes. La verdad es que, a pesar de dejarnos engañar con el precio, fue una de esas experiencias que no olvidaremos.
Salimos a la 1:30am del losmen en dos jeeps, dos chicos canadienses, una chica francesa, Fendy, los dos conductores, Erik y yo. Llegamos a la puerta del parque una hora y media más tarde y comenzamos un trekking de una hora y media más hasta la cima del cráter. Desde allí bajamos durante otra media hora hasta el fondo del cráter, donde los trabajadores ya habían empezado su dura jornada laboral, hasta encontrarnos con las azules llamas de sulfuro. Sólo contábamos con la luz de nuestras linternas así que el espectáculo de luz y humo era impresionante (no tenemos muchas fotos enfocadas por la escasa luz).
Allí esperamos al amanecer y, conforme se fue haciendo de día, fuimos vislumbrando el espectacular paisaje que nos rodeaba y que hasta ese momento había permanecido oculto en las tinieblas. Lo que parecía un simple cráter rocoso resultó estar teñido de amarillo por el sulfuro en el fondo del cráter y los gases que salían de la tierra se desvanecían en el aire junto a una cálida laguna color turquesa.

Después de caminar 1 hora y media se llega a la cima del cráter, el sulfuro y la laguna quedan a otros 30 minutos de descenso hasta el fondo.
Igual que el paisaje, ver a los simpáticos y sorprendentemente animados trabajadores cargar sobre sus desnudos hombros hasta 100kg de sulfuro, recolectado con sus propias manos, es algo que tampoco vamos a olvidar.
Trabajan de noche para soportar mejor el calor, en sandalias, sin guantes ni máscaras que les protejan del gas mortal (salvo raras excepciones) y transportan esas cantidades inhumanas de sulfuro por el mismo maltrecho camino que nosotros, sin carga, recorrimos en 2 horas, y todo para que al llegar a la entrada del parque les paguen 600 rupias (0,04€) por kilo. Además, como no se pueden permitir el transporte hasta el pueblo cada día, entre semana duermen agolpados en un cobertizo de bambú sin colchón ni sábana, tapados con unos plásticos. Desolador.
La empresa que explota este sulfuro (y a estos trabajadores) no es ni siquiera indonesia, sino china y el material va destinado a medicamentos, cosméticos y azúcar para golosinas en Occidente. Da mucha rabia porque además, ellos dan gracias de corazón por tener trabajo, a pesar de saber que su esperanza de vida es de 45 años.
Con esta experiencia a cuestas volvimos al losmen sobre las 9 de la mañana, descansamos y fuimos a dar una vuelta con Melissa, la chica francesa que nos acompañó en el trekking y que se convirtió en nuestra compañera de viaje durante una semana inolvidable.
Nuestro siguiente destino era Cemoro Lawang, situado en la caldera del volcán Bromo, para otro trekking nocturno. Fendy vino a visitarnos (y a cobrarnos la excursión) al losmen y nos contó lo difícil que era llegar hasta Bromo con transporte público y la escasez de horarios así que (no me preguntéis por qué) Melissa, Erik y yo nos fiamos de él para ir en transporte privado. Regateando de nuevo y cometiendo el error de pensar en euros, volvimos a pagar de más. En fin. Nunca más.
Por entrar al pueblo se paga en temporada baja 25.000rp, pero llegamos recién empezada la temporada alta y nos sablaron 75.000 (por entrar al volcán y al mirador no hay que pagar, por lo que se puede intentar bajar del vehículo en el que se llegue al pueblo antes de llegar al control y colarse a pie por otro lado).
Conseguimos una especie de losmen para los 3 bastante económico (pero sin ducha) justo en el camino que lleva al mirador. En Cemoro Lawang se pueden hacer dos rutas de una hora (ida) cada una. La primera consiste en bajar a la caldera y subir el Bromo hasta estar dentro del humeante cráter. La otra, la que hicimos nosotros, consiste en caminar antes del amanecer hasta el mirador Gunung Penjankan, desde el que se ve todo el cráter Tengger, con el Gunung Bator y el Gunung Bromo en el interior y el Gunung Semeru detrás, y esperar a que los primeros rayos de sol te muestren otro de los paisajes más espectaculares de Java. Increíble.
Esperando al sol nos encontramos a dos catalanes, Joan y Elia, que llevan un año ¨voltant pel món¨ y que, de algún modo, encendieron de nuevo en nosotros esa chispa de espíritu guerrero-aventurero que hace que te remangues y te metas de verdad en el barro regateando, haciendo autoestop, etc. Así que, visto el amanecer y después de desayunar un escaso pisang goreng (plátano frito), Melissa, Erik y yo nos pusimos a hacer dedo para bajar de nuevo a Probolinggo y encontrar un transporte a nuestro siguiente destino: Yogyakarta.
Nos tuvimos que subir en la pick-up de un campesino, en un jeep y al final pagar un poco por un bemo (los colectivos de Indonesia) para llegar al destino, pero volvimos a sentir la emoción que habíamos abandonado en Argentina con el tema del autostop.
De Probolinggo lo mejor era tomar un bus a Surabaya (15.000rp) porque al ser más grande, hay más opciones de transporte. Allí decidimos esperar al bus nocturno a Yogya, ya que son unas 8 horas de viaje y no queríamos llegar de noche, así que con una paciencia estoica, superamos el cansancio y aguantamos no sé cuántas horas en la estación de Surabaya, durante las que tuvimos la oportunidad de conocer a unos cuantos personajes javaneses.
Finalmente, a las 22h (y despiertos desde las 3am del día anterior), nos subimos a un bus nocturno hacia Yogya (clase económica 47.000rp), poco tardamos en darnos cuenta de que los autobuses económicos nocturnos de Indonesia no están pensados para dormir: música indonesia a tope, luces encendidas, 3 personas en una fila de asientos, gente de pie, mil paradas, gente fumando… ¡de dormir nos tuvimos que olvidar!
Lo primero que hicimos al llegar a Yogya fue prometernos que la próxima vez, por 3€ más, nos pensaríamos coger la clase ¨bisnis¨.
Próximo episodio: Yogyakarta, centro cultural de Indonesia.
* En euros no es excesivo (50€ por dos personas) teniendo en cuenta la excursión, pero hay que ser consciente de que en Indonesia viven con 2€ al día. El error de muchos turistas es pensar en euros y no en moneda local. Aunque en euros sea una tontería, hay que tener un poco de dignidad y no dejar que nos timen por el simple hecho de ser extranjeros.
Vaya actividad en Sumatra, termine un poco agotada del treking y descensos a los volcanes…ja,ja,ja. Bueno ahora en serio, que esta excursión ha sido muy interesante y hay que ver cuanto se aprende viajando. Sobre condiciones laborales, vaya pobres gentes como los explotan, una pena. Muchos Bs
los paisajes de los volcanes tienen que ser espectaculares, yo vi en la tele un reportaje de esos trabajadores y me puse mala,me daban una pena!
Yo no valdría para regatear pero tenéis razón en que no se aprovechen de vosotros por ser turistas. Buen viaje!
Tras leer toda esta excursión de los volcanes de Java, estoy agotada, pero vosotros podeis con todo. Lo de los trabajadores demuestra la miseria moral y falta de humanidad de todos los explotadores del Planeta.
Me parece que En indo salen amigos tipo Fendy en muchos lugares turísticos. Me ha hecho gracia porque nos pasó algo parecido en Sulawesi. En la estación de guaguas de Makassar a los 3min de conocer a una mujer ya nos estaba invitando a la boda de un familiar, claro, ella se encargaba de encontrarnos transporte para llevarnos por 300.000 rupias, jeje. Nos dió su teléfono, no la llamamos y días después de la boda nos la encontramos otra vez. No sabíamos donde meternos!
Jaja pues sí que es parecido. El tema también es que aquí se conocen todos en los pueblos y te intentan vender el losmen del primo, el transporte del hermano y la comida del amigo, y claro, todo a precio turista. Hay que ir con mucho ojo aquí
Que fuerte lo de los trabajadores que extraen sulfuro, desgraciadamente el mundo aún está lleno de casos como este…
Increible buestras excursiones y aventuritas!!!!
besitos chicos
Ya, estando allí uno piensa bastante y se da cuenta de lo afortunado que es y lo injusto que es el mundo con alguna gente. Esperemos que alguien (léase gobierno indonesio) ponga soluciones a este tema…
besos
Estoy ahora mismo viendo un programa sobre el volcan de Kawah Ijen que se llama ” Donde el cielo se encuentra con el infierno” Pobre,pobre gente que no tiene mas remedio que matarse en ese trabajo,mientras que el dueño se rie y dice que no es peligroso y el paga bien a sus trabajadores( 1 dolar por hora).Lo habia visto en” españoles por el mundo”,pero esto es un programa de 1 hora,y llevo llorando desde que empezó.La gente sin mascarillas,sin guantes,nada de proteccion,no viven mas de 40-45 años lo maximo,y dentro lo que caben están felices por tener trabajo.Y todo eso, para hacer azucar,chuches y cosmetica .Vaya mundo mas desgraciado…….
Es desolador…. y lo más sorprendente es lo animados y alegres que están los trabajadores, nos hacían chistes, se hacían fotos a cambio de galletas y cigarrillos (fuman cuando se toman un descanso!). Esta excursión fue toda una lección de vida (similar a la que vivimos en las minas de Potosí). Un beso Susanne!
A nosotros nos dijeron que les pagan por kilo de azufre que bajan del volcán, no por tiempo trabajado pero vete a saber… Se supone que cada vez que bajan llevan unos 70 kilos (por eso tienen los hombros deformados). El dueño no les pone ni una mascarilla de protección y estar allí abajo tan sólo unas horas, como hicimos nosotros, es horrible porque huele fatal y un cambio de viento te trae todo el humo hacia ti.
Como dices ellos felices por tener trabajo… increíble!
El trabajador que está en la foto se llama Sukarman y tiene 49 años