Jaipur, la Ciudad Rosa
Era noche cerrada cuando el tren paró en Jaipur, la capital de Rajastán. Habíamos reservado un hotel cerca de la estación al que podíamos llegar caminando; 500 rupias por una habitación doble ¨deluxe¨ (es increíble cómo palabras como deluxe, boutique o palace, asociadas a hoteles, han perdido todo su significado…)
El personal fue muy amable aunque, de nuevo, había tropecientas personas trabajando en el hotel, yendo y viniendo. Pronto descubrimos que si bien la localización era perfecta para ir caminando a la estación, no lo era tanto para llegar andando a la ciudad antigua. Salimos por la mañana camino a los bazares y monumentos de la ¨Ciudad Rosa¨ con el buen recuerdo todavía fresco de lo agradable que era pasear por Udaipur, sin embargo, enseguida nos golpeó el caos de la gente, el tráfico, el polvo y el calor.
Nuestra idea de un paseo por los bazares de Jaipur era muy diferente, esperábamos algún tipo de mercado peatonal que, aunque concurrido, fuera agradable para pasear, buscar chollos, hacer alguna compra… pero la verdad es que fue un milagro que no nos atropellaran y la incómoda sensación de estrés nos acompañó todo el día.
Visto el agobio, decidimos finalizar nuestro paseo por la zona ¨comercial¨ antes de tiempo e ir directamente a por el bus público que lleva al Fuerte de Amer (Amber Fort) y que supuso un paréntesis de tranquilidad y belleza entre tanto desorden.
El fuerte está a 11km del centro de Jaipur y los buses salen de la rotonda junto al monumento Hawa Mahal (10 rupias = 0,12€). Hay muchos buses en esa dirección y es muy fácil reconocerlos porque siempre hay un miembro de la tripulación que se encarga de cobrar y gritar por la puerta: ¡Amer, Amer, Amer!
La entrada al fuerte para los turistas son 200 rupias, aunque esta vez la cámara está incluida. Este palacio fortificado de piedra arenisca y mármol blanco es impresionante, no tanto quizá como el Fuerte de Mehrangarh de Jodhpur, pero sin duda, si se visita Jaipur, es lo que más merece la pena (aunque ir a Jaipur sólo por el fuerte, creemos que no).
Tras un par de horas envueltos en historia, volvimos al centro y paseamos por la zona del Palacio de la Ciudad y Hawa Mahal hasta que nos hartamos de insistentes conductores de tuk-tuk, guías ¨oficiales¨, vendedores de artesanía etc… y decidimos volver al hotel paseando por los soportales de la rosada calle Chandpol Bazaar.
El paseo de vuelta no mejoró mucho nuestra visión de la ciudad, ya que, aunque la homogénea arquitectura en piedra rojiza le da un toque muy especial al entorno, no fuimos capaces de encontrar ninguna calle tranquila, todo era tráfico y gente y, aunque hay gente que se te cerca con una curiosidad que casi roza la admiración, la mayoría se acercaba con la única intención de que acabáramos comprando en sus tiendas, siguiéndonos mientras nos comían la oreja durante cientos de metros, así que llegamos al hotel realmente agotados física y mentalmente.
El resto de la tarde (por suerte no habíamos planeado más de un día en esta ciudad) lo dedicamos a hacer un ¨reset¨ mental y a planear nuestra siguiente visita: Agra y el edificio más bonito construido nunca por amor, el Taj Mahal. ¡Estábamos emocionados!
Preciosas fotográfías, edificios, elefantes, tenías cara de melancolía por lo que se acaba o es cosa mía? Un beso fuerte
Hay que ver los contrastes que tienen en este país, edificios impresionantes y calles poco cuidadas respecto a limpieza pero también es verdad que algo tiene porque según dicen engancha de verdad.Bueno, prontico nos vemos ya. Besos
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