Dalat, al mal tiempo ¡buena cara!
Abrimos los ojos en Dalat a las 5:30 de la mañana después de 7 horas de viaje en uno de los curiosos autobuses nocturnos del Open Bus que compramos en Ho Chi Minh. Algo somnolientos nos dirigimos hacia la puerta del autobús y no habíamos puesto ni un pie en el suelo cuando nos abofeteó un clima fresco que nos espabiló de golpe.
Mientras buscábamos algo de abrigo (prendas que desde hacía meses habíamos relegado al fondo de nuestras mochilas) nos abordaron dos locales que se dedican a hacer recorridos en moto por la zona (conocidos como ¨easy riders¨), ofreciéndonos sus servicios sin ni siquiera dejar que nos sacudiéramos las legañas. Mientras uno nos enseñaba un cuaderno lleno de buenas referencias de otros turistas, el otro nos hablaba de las excelentes motos que tenían.
Cuando les pedí que por favor nos dejaran ¨aterrizar¨, se disculparon y nos ofrecieron acompañarnos al hotel para discutir sus ofertas allí. Cuando les dijimos que no teníamos hotel nos propusieron ir a uno en el centro muy barato, el recorrido hasta allí en moto corría de su cuenta, sólo teníamos que ir a echar un vistazo a la habitación. Esto es algo habitual en Asia y como el precio nos pareció correcto, aceptamos.
Llegamos al hotel y efectivamente, era una de las mejores habitaciones que habíamos visto hasta ahora, en relación calidad/precio. Pensábamos que los ¨easy riders¨ (populares por esta zona de Vietnam) nos iban a dejar dormir y que se pasarían más tarde para explicarnos sus tours, pero aquellos tipos de una simpatía exagerada no nos daban tregua: nos sentaron en el sofá de la recepción, nos trajeron unos cafés vietnamitas (estábamos en la zona cafetera por excelencia dal país) y empezaron a enseñarnos fotos y más recomendaciones de sus servicios. Eran las 6 de la mañana, sólo podíamos pensar en la cama que nos estaba esperando en el piso de arriba y no sabíamos dónde meternos… hasta que llegamos al tema de los precios y vimos clara la salida: era impensable hacer un tour con estos señores.
Nos ofrecían llevarnos de Dalat a Nha Trang en moto (insistían a pesar de que nosotros ya teníamos el open bus) en un recorrido de 3-4 días por $65-$70 ¡por persona y día! Les dijimos que la experiencia parecía increíble pero que no éramos el tipo de turista que estaban buscando y no queríamos hacerles perder más tiempo. Lejos de desistir, empezaron a ofrecernos mil opciones para que contratáramos algo con ellos, pero lo más barato que nos propusieron fue una excursión de un día por los alrededores (conduciendo Erik una moto), por $37. Es absurdo, alquilar una moto son $5 (o menos), así que les dimos las gracias y nos fuimos a dormir. Eso sí, antes de irse y algo indignados, nos dijeron que pagáramos los cafés.
Después de unas cuantas horas de sueño nos propusimos descubrir por qué esta ciudad está entre las preferidas por los vietnamitas para ir de vacaciones. Pronto lo descubrimos: Dalat, que parece más un pueblo francés por su arquitectura, es ideal para hacer un paréntesis del calor agotador de Ho Chi Minh.
Situada a 1.500 metros ofrece un clima suave ideal para dormir del tirón por las noches y para el cultivo de fresas, café, alcachofas… está ubicada entre verdes barrancos y colinas por lo que salir a pasear supone subir y bajar algunas serpenteantes cuestas, pero no deja de ser muy agradable.
La ciudad está llena de bonitas cafeterías y ofrece algunas perlas como el divertido mercado central, el tranquilo lago Xuân Hương, la iglesia de San Pedro y el parque, el palacio de verano de Bao Dai…
Pero lo que más nos sorprendió de la ciudad fue la Hang Nga o Crazy House que parece sacada de un surrealista cuento de hadas. La casa reproduce 3 árboles laberínticos en cuyos troncos se alojan acogedoras y pequeñitas habitaciones de hotel y cuyas raíces se enredan en sinuosos pasillos que trepan por los tejados, rodeando el jardín y la casa principal.
La casa es obra de una arquitecto vietnamita que, teniendo en cuenta cómo a la gente de la zona le gusta la naturaleza, quiso crear una casa-hotel en la que los huéspedes se sintieran como viviendo en un bosque. Una locura que nos pareció de lo más original (entrada 40.000d=1,5€).
En general Dalat nos dio la impresión de ser una ciudad bonita y tranquila, sin duda, pero como tantas otras veces, lo mejor reside en sus alrededores: cafetales, campos de fresas, cascadas, lagos… así que decidimos levantarnos temprano al día siguiente para alquilar una moto e irnos de excursión.
Sin embargo, cuando nos preparábamos para salir, vimos que el clima soleado del primer día se había esfumado dando paso a un día de lluvia intermitente. Nuestro gozo en un pozo. Pasamos el día actualizando cositas del blog, luchando con el banco (todavía) y paseando bajo la lluvia cuando su intensidad nos lo permitía.
Pensamos que no tenía mucho sentido esperar en Dalat a que mejorara el tiempo ya que los paisajes son chulos, pero no muy diferentes de lo que ya hemos disfrutado en los países vecinos así que pensamos que tendríamos más suerte yendo a Nha Trang, estaba decidido ¡volveríamos a la playa!
Próximo capítulo: Nha Trang ¡qué viene el tifón Haiyan!
Me ha sorprendido mucho esta ciudad, no sabía que en Vietnan hay sitios tan europeos.
Y la Crazy House me ha encantado.
Besicos.
Casi me sirve el comentario de Ana, sólo añadir que estais hechos unos fieras con las negociaciones por esos mundos de dios. Qué ganas tengo de que nos conteis en directo…Un beso
A mi me pasa como al resto, que no me imaginaba que en <Vietnam hubiera estas ciudades tan modernas y acogedoras.Ñas casitas de los arboles de lo mas original.Me encanta todo.Un abrazo doble y besicos
Che bella!!!Impressionante, no me imaginaba Vietnam con ciudades asì.
Qué chula la crazy house! Me la apunto para nuestro viajito
bs chicos
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