Curitiba e Ilha do Mel
La lluvia insistió en acompañarnos hasta Curitiba, una ciudad bastante grande, con numerosos atractivos turísticos y que, según San Lonely Planet, es todo un modelo urbanístico a nivel ecológico. Respecto a este último punto no sabríamos decir qué tiene de especial, porque a vista de viajero, nos pareció una ciudad normal, con un centro bonito y bastantes cosas para ver (aunque muy aisladas) pero en las calles del centro hay mucha gente que no parece tramar nada bueno, por lo que no te puedes descuidar ni un momento. Es una ciudad para hacer una parada si vienes de lejos (nosotros vinimos de las Cataratas de Iguazú), pero que no merece más que un par de días.
Como hemos comentado, los puntos turísticos están bastante separados, por lo que tomamos el bus turístico (que ya nos habían recomendado en Bolivia unos compañeros de bus). Cuesta unos 29RS, el recorrido entero es de 2 horas y media y se puede subir y bajar un total de 5 veces a elegir entre unas 20 paradas. Importante: los lunes no está operativo, asegúrate del día que vas a visitar Curitiba.
Nosotros nos subimos en el centro histórico, después de disfrutar del mercadillo de artesanía de los domingos y elegimos las siguientes paradas:
- Jardín Botánico
- Ópera de Arame
- Memorial Ucraniano
- Torre Panorámica (no merece la pena, se ve toda la ciudad, pero las vistas no son muy espectaculares y hay que pagar extra, quizá al anochecer es más bonito).
Con ganas de sol y algo decepcionados con el clima de Brasil, nos fuimos derechitos a Ilha do Mel (tomando el barco de 2 horas desde el bonito y decadente puerto de Paranaguá). Por suerte, la lluvia decidió esfumarse y llegamos en lo que parecía pleno verano a esta isla que, parafraseando a la Lonely Planet: ¨Tan dulce como su nombre, es la escapada más encantadora del estado de Paraná […] Ofrece excelentes playas, buenas olas para hacer surf y una pintoresca costa por la que pasear¨ No hay nada más que añadir, salvo que al ser temporada baja teníamos este rinconcito de paraíso para nosotros solos.
Llegamos sin reserva pero en la playa de Encantadas nos encontramos con Pedro, el amable dueño del Hostel Ecologic Ilha do Mel y allí que nos fuimos. Encantadas (al sur) y Nueva Brasilia (la capital de la isla, en el centro) son dos pequeñas poblaciones escondidas entre la maleza de la selva, sus construcciones son de madera de colores de no más de un par de plantas y sus calles son de arena, lo que hace que pasen desapercibidas hasta que no estás dentro de ellas. En la isla no están permitidos los coches (no hay caminos preparados para ellos) y la mitad de la isla es una reserva natural, así que la tranquilidad es absoluta.
Disfrutamos 3 días del sol, de las playas, de los atardeceres y de las caipirinhas y regresamos a Curitiba, esta vez para subirnos al autobús que nos llevaría a nuestro siguiente destino: Paraty.
Que playas tan paradisiacas y al no haber gente habeis tenido que estar la mar de tranquilos.
Ya en NZ a cambiar de idioma: Qué buena decisión al emprender esta aventura .
Besos.
Siempre digo lo mismo, pero es que los paisajes son realmente maravillosos y las casitas de Paranaguá, una delicia. Un beso a los dos
Muy bonitas como todas…ay Brasil…otra asignatura pendiente!!!Sube las de Río también, porfa! Fotos increíbles!
Gracias Roberto! La verdad es que Brasil nos encantó y nos dejó con ganas de más. En breve subiremos las de Rio
Saludos!!
Todas acual mas bonitas,disfrutad de todo ymuchos besos
Pingback: Top destinos en Sudamérica | Viajando Ligero
Pingback: Sihanoukville y Koh Rong, el paraíso de Camboya | Viajando Ligero